miércoles, 15 de noviembre de 2017

LA POSVERDAD


           Vivimos en la época de la posverdad, o mentira objetiva. Todo el mundo habla de ella, aunque muchos ignoren su significado. La palabra sirve para señalar una tendencia en la creación  de argumentarios y discursos, caracterizada por asumir que la objetividad importa mucho menos que el modo en el que lo que se afirma encaja con el sistema de creencias que sentimos nuestro y nos hace sentir bien. El director de la RAE, Darío Villanueva, --quien ha adelantado que el término será incluido en diciembre en el Diccionario de la Academia-- ha anticipado que la posverdad quiere decir que "las aseveraciones dejan de basarse en hechos objetivos, para apelar a las emociones, creencias o deseos del público".  El nuevo vocablo creció en popularidad a partir de la elección del actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump (noviembre de 2016), y de la campaña por el brexit del mismo año. Sin embargo, el dramaturgo serbio-estadounidense Steve Tesich lo empleó por vez primera en 1992 en un artículo en el que afirmaba: "Lamento que nosotros, como pueblo libre, hayamos decidido libremente vivir en un mundo donde reina la posverdad."
            La posverdad se eleva a los altares al entronizarla el Diccionario de Oxford como palabra del año 2016, una manera de describir la conmoción que supusieron el brexit o la elección de Trump, dos posverdades que han sobrepasado cualquier expectativa racional. Rubén Amón la definía como "una mentira asumida como verdad o incluso una mentira asumida como mentira".
            La Fundación del Español Urgente (FUNDEU BBVA) determinó en los últimos años como palabra del periodo, las siguientes: 2013: escrache; 2014: selfi; 2015, refugiado; y 2016: populismo. Ignoramos aún cuál será la de este año pese a no coincidir ya con Oxford. Sea como fuere, la posverdad se ha instalado entre nosotros: el silencio administrativo, las mentiras del proces... nos recuerdan "las armas de destrucción masivas" o "las pensiones están aseguradas", la realidad proclamada frente a la evidencia de la irrealidad. La gente sale a la calle arrastrada y confundida entre banderas que creen que representan la verdad cuando todo es posverdad.

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