jueves, 31 de agosto de 2017

EL FINAL DEL VERANO...


           Se diría también "Amor de verano"; más popular "El final del verano", coincidentes con las primeras palabras de la canción. Aunque aún sea verano hasta el 21 de septiembre, el último día de agosto certifica el final del verano, la balada romántica que añora el amor surgido en vacaciones, despedido para siempre sin saber si otro verano ese amor volverá a reencontrarse. La canción del grupo de pop español "El Dúo Dinámico", publicada en 1963, asociada para siempre a la serie de televisión "Verano azul", de cuyo último episodio fue el tema principal y el que la popularizare para la eternidad. "El final/ del verano/ llegó/ y tú partirás./ Yo no sé/ hasta cuándo/ este amor/ recordarás.../Nunca, nunca, nunca, nunca más/ sentiré tanta emoción/ como cuando a ti te conocí/ y el verano nos unió..."
            Volverá, sí, otro verano, que ya no será el mismo, con calores insoportables, con lluvias y pedriscos, con ahogados en las aguas, con fuegos mil en los montes, con mujeres asesinadas por violencia machista, y ciclistas arrollados y muertos, los pantanos al mínimo; los terroristas que atacan durante la siesta, a pesar de todas las alertas, y matan en el corazón de la metrópoli a 16 inocentes..., y el verano no nos unió como los amores de verano, sesteantes en la memoria. Ya nos lo advertía Cecilia en 1975, en su hermosa canción: "Mi querida España,/ Esta España viva,/ Esta España muerta/ De tu santa siesta/ Ahora te despiertan/ Versos de poetas./ ¿Dónde están tus ojos?/ ¿Dónde están tus manos?/ ¿Dónde tu cabeza?" Y Ana Belén nos recuerda desde 1982: "España camisa blanca de mi esperanza/ La pena negra nos atenaza/ La pena deja plomo en las alas/ Quisiera poner el hombro y pongo palabras/ Que casi siempre acaban en nada/ Cuando se enfrenta al ancho mar..." El primer verso, de Blas de Otero; el resto, de Víctor Manuel; la voz de su esposa, Ana Belén, recuerda el profesor Miguel Ángel Lama.
            Los amores perdidos casi nunca vuelven, aunque los veranos azules tornen otra vez. La vida sigue y no parece que tengamos ojos, ni cabeza, ni versos de poetas que nos despierten de la pena negra que nos atenaza: el paro, el terrorismo, la corrupción, las pensiones, el independentismo de los radicales... De nada de eso se habla, y el Congreso se divierte, reuniéndose en época de vacaciones para nada, como si todos estuvieren libres de culpa. Y el pueblo al que representan es algo más. "Un pueblo es, un pueblo es, un pueblo es/Abrir la ventana en la mañana y respirar/ La sonrisa del aire en cada esquina/ Y trabajar y trabajar/ Uniendo a vida, vida.../ El ladrillo en la esperanza/ Mirando al frente y sin volver la espalda...", cantaba María Ostiz en 1977.
            El verano que pudo unirnos nos desunió. La vida sigue igual, con vidas que llegan y otras que se van (Matías, Alonso, Nacho..., compañeros de afanes compartidos). Tantos hilos rotos en el recuerdo, tantos jóvenes que se marchan a otros países: los pueblos que resucitan en verano y que vuelven a morir en invierno; los jóvenes resignados a un vivir sinvivir en su tierra, sin amores compartidos, viendo cómo otros sin trabajo son colocados a dedo por la loba que diere de mamar a Rómulo y Remo, en Mérida, capital de Extremadura, y su Pacto por el ferrocarril un siglo después... Cómo sentir emoción ante amores lejanos no compartidos, apenas rayos de verano, la bandera de España sustituida por senyeras y esteladas en la pretendida marcha de la unidad... en "esta España viva/ Esta España muerta..."
 

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