lunes, 22 de agosto de 2016

EL CANTO DEL GALLO Y LAS NEGACIONES DE PEDRO

 
           Mateo, Lucas y Juan revelan en sus evangelios que el relato de la negación de Pedro --la piedra sobre la que Cristo edificó su Iglesia-- y el canto del gallo se cumpliría antes de que el gallo cantase una vez; sin embargo, en el evangelio de Marcos se afirma que la profecía se cumpliría antes de que el gallo cantase dos veces. "Esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces." (Mt.: 26:34); "Yo te aseguro, Pedro, que hoy, antes que cante el gallo, habrás negado tres veces que me conoces." (Lc.: 22:34); "No cantará el gallo sin que me hayas negado tres veces (Jn.: 13:38). Marcos, empero, asegura: "Te aseguro que hoy, esta misma noche, antes que cante el gallo por segunda vez, me habrás negado tres veces." (Mc.: 14:30).
            Mientras en nuestra sociedad entendemos que el canto del gallo es el que se produce al amanecer, tan revelador en el "Romance de la pena negra", de García Lorca: "La piquetas de los gallos/ cavan buscando la aurora,/ cuando por el monte oscuro/ baja Soledad Montoya..." Pues bien, en su blog eltiempodegracia.blogspot.com, Marco Antonio nos revela que la expresión canto del gallo se refería en aquellos tiempos a un periodo de tiempo específico de la noche, porque los romanos dividían la noche en cuatro vigilias: al anochecer, la medianoche, el canto del gallo y el amanecer, y el canto del gallo se producía entre la medianoche y el amanecer. Y apunta que Marcos señala: "Velad, porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa; si al anochecer o a la medianoche, o al canto del gallo, a la mañana" (Mc,: 13:35). Los judíos, señala, notaban el cambio entre una vigilia y otra por el toque de una trompeta, que los romanos denominaban gallicantum (canto del gallo), que se realizaba dos veces durante la noche, el primero a medianoche, coincidente con la primera negación de Pedro. Cuando terminaba la tercera vigilia y comenzaba la cuarta, los romanos cambiaban la guardia de la Fortaleza Antonia de Jerusalén, haciendo sonar las trompetas del secundum gallicantum, el canto principal, al que los judíos consideraban el canto del gallo, por lo que, según el relato de Marcos, la segunda y tercera negación de Pedro tuvieron lugar poco antes de las tres de la madrugada. No hay, pues, contradicción entre los cuatro evangelios, puesto que los tres primeros evangelistas citados se refieren solo al canto del gallo principal, y Marcos menciona los dos.
            El episodio evangélico del canto del gallo y las tres negaciones del apóstol Pedro vienen a colación de las reiteradas negaciones del político español del mismo nombre Pedro (Sánchez Pérez-Castejón), a la sazón secretario general del PSOE, quien va más allá que san Pedro, puesto que niega hasta lo que ignora: los Presupuestos del Estado, --que los funcionarios de Hacienda vienen elaborando, mientras él estaba de vacaciones en Mojácar o en Vera--, ya que, a su juicio, "traerán más recortes" (larazon.es, de 20/08/2016), a los que, "por coherencia, dirá no".  El Pedro político que acusaba al PP y a su líder, Mariano Rajoy, de falta de diálogo, rechazó este de dieciocho formas distintas, según un estudio detectado por un diario madrileño (véase abc.es, de 03/02/2016): "El no es no al PP y a Rajoy (23/12/2015); "En contra de Rajoy o de cualquier candidato del PP" (28/12/2015); "Entre el PSOE y el PP nunca habrá nada" (05/01/2016); "No a la gran coalición que propone el PP" (23/12/2015); "No estamos dispuestos a investir a Mariano Rajoy, tampoco al Partido Popular" (23/12/2015); "Decir no al PP es nuestra responsabilidad" (11/01/2016); "Vamos a votar no a Rajoy y al Partido Popular, porque la gran coalición es un fraude a la sociedad española" (12/01/2016); "Lo puedo decir más alto, no más claro: no vamos a apoyar a Rajoy ni al PP a la investidura" (13/01/2016); "Le digo a Rajoy que no es no" (18/01/2016); "Ni al PP ni a Rajoy, a ninguna de los dos votará el PSOE en la investidura" (22/01/2016); "Rajoy es parte del problema y no de la solución política de España: no vamos a apoyar al PP" (27/01/2016); "¿Qué parte del no, no entiende Rajoy" (29/01/2016); "Le digo a Rajoy que abandone toda esperanza" (30/01/2016); "O investidura o que se vaya a su casa" (30/01/2016); "No vamos a apoyar a ningún candidato del PP" (09/03/2016)...
            ¿A quién dice no Pedro Sánchez? No sólo a Rajoy y al PP: dice no a los 7,9 millones de españoles que han votado al PP, que logró 137 diputados el 26-J, 14 escaños más que el 20-D; dice no a Ciudadanos que, aunque bajó de 40 diputados a 32, logró 3,1 millones de votos, y que ha abierto, como antes con él, el camino del desbloqueo institucional.
             Para mantener ese discurso reiterativo del "no", no hace falta ir como un pedigüeño a Lisboa y Bruselas, como usted hizo, cuando la mesa del diálogo la tiene en el Congreso para cuando guste, como hizo con quien ahora llama despectivamente "las derechas", con quien pactó tras el 20-D, aunque ahora está al rececho de la primera investidura, tan solo para devolverle la pelota que él no le devolvió. La diferencia es que él había ganado las elecciones, aunque no contara con apoyos suficientes, como a usted tampoco se los dieron. La diferencia es que usted lo niega todo a sabiendas de lo que se juega en el envite (su sillón, su futuro y el de los suyos), pero nunca el de España y prefiere ver machacado al adversario político que le ha ganado por dos veces antes que los intereses del país. Sea usted un pelín patriota y haga caso a Felipe González: "Hay que dejar formar gobierno y eso lleva a la abstención, incluso si Rajoy no se lo merece" (elespañol.com, de 31/07/2016). Haga usted después la labor para lo que ha sido llamado: la oposición, porque, si por activa o pasiva, permite unas terceras elecciones, usted será parte del problema, y no de la solución que siempre rehusó por motivos personales y partidistas. Y sus barones, a los que ahora manda callar, serán cómplices de un ridículo nacional jamás visto en una democracia moderna. No serán, entonces, líderes de nada, ni alcanzarán la estatura de hombres de Estado. Y aunque sea Navidad, qué les importa a ustedes si cobran sin trabajar... para comerse el turrón que otros no pueden. Nunca un gallo cantó tantas veces ni jamás un político negó otras tantas veces a su país por no escuchar su canto...
 
 

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