martes, 22 de diciembre de 2015

ESTABILIDAD Y CERTIDUMBRES EN EL NUEVO ESCENARIO POLÍTICO

 
           En su intervención de ayer tarde ante los medios informativos, el presidente en funciones del Ejecutivo, Mariano Rajoy, dejó bien clara su intención de formar gobierno, como la lista más votada, tras su reunión con el Comité Ejecutivo Nacional de su partido. En una situación nueva, con una fragmentación del arco parlamentario como nunca se ha dado en la historia democrática del país, el presidente fue claro al advertir que España no puede permitirse un periodo de indefinición política y remarcó en dos palabras --estabilidad y certidumbres--  las líneas maestras que se abren ante el nuevo periodo político. "Busco estabilidad porque no se puede gobernar sin apoyos y seguridad", vino a decir, y remarcó la necesidad de ofrecer "certidumbres" tanto en el interior como en el exterior. Y en ese sentido, certificó lo más importante: que los españoles han dado la mayoría a formaciones que comparten con su partido la defensa de la unidad de España, la soberanía nacional, la igualdad de los españoles, el papel de España en Europa y la lucha contra el terrorismo.
            En el interior, los mercados ya dieron ayer su respuesta al resultado electoral, mientras nuestros socios en el exterior se mantuvieron cautos ante el futuro que se avecina, a la vez que expresaron su deseo de una España que pueda ser gobernada y gobernable, para seguir avanzando en las reformas institucionales con consenso, perseverar en las políticas económicas y mantener la posición en Europa con nuestros  aliados, como dijo el presidente.
            Rajoy ha expresado el punto de partida de unas negociaciones que se abrirán en los próximos días --quizá pasada la Navidad--, con la vista puesta en el interés general de España con "generosidad y amplitud de miras". Ayer avanzó que tan solo había hablado con el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y había intercambiado mensajes con Albert Rivera (Ciudadanos), el segundo y el cuarto en el nuevo hemiciclo. Los dos se posicionaron ayer tras la reunión de sus comités ejecutivos. El primero en fijar su posición fue el PSOE, que votará "no" a la investidura de Rajoy, a quien deja la puerta abierta para formar gobierno, que el comité federal ratificará en su reunión del sábado. No hubo respuesta a la posibilidad de que el PSOE tratara de formar una mayoría de izquierdas, que necesitaría la colaboración de cuatro partidos: el propio, más Podemos, IU y un cuarto, aunque en frente tendrían a PP, Ciudadanos y la abstención del resto, por lo que tampoco sería posible la alternativa. La posibilidad de la gran coalición PP y PSOE nadie la ve posible en España, por la ausencia de la cultura del pacto en un país que ahora tendrá que aprenderla.
            Rivera, en cambio, se muestra partidario de gobernar España en minoría, y le pasa al PSOE la patata caliente de su abstención para permitir que el PP gobierne, o la formación de un gobierno con separatistas.
            Iglesias se sitúa en un callejón sin salida, al plantearle a Sánchez su apopo a cambio de un referéndum en Cataluña y una reforma constitucional, una condición inasumible para los socialistas. Bien claro lo dejó el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, al afirmar ayer que "el PSOE no puede alcanzar pactos con nadie que defienda la independencia de Cataluña" (véase abc.es/españa, de ayer), y el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, quien alertó sobre el rechazo dentro del partido a formalizar acuerdos "que sean un pastiche" (véase elpais.com, de ayer).
            Roto el bipartidismo hegemónico, que se había alternado en el poder hasta ahora, nos encontramos en un nuevo escenario político en el que solo la estabilidad y las certidumbres, como expresó claramente ayer el presidente en funciones del Gobierno, pueden hacer posible que España siga adelante sin los sobresaltos que nos ofrecen las condiciones impuestas por algunos para pactar una mayoría de gobierno. Todos y ninguno tienen la sartén por el mango. En este contexto, nadie puede fijar a priori líneas rojas, que a nada conducirían si no a la convocatoria de nuevas elecciones pasados dos meses desde la primera votación de investidura, sin que ningún candidato saliere elegido. Nadie ha ganado con mayoría absoluta para formar gobierno; y solo España perdería con una nueva convocatoria electoral. Los españoles ha optado por un cambio que no significa ruptura del orden constitucional, sino el de parar las mayorías absolutas y buscar el pacto para todos. Es lo que España necesita y no "experimentos" que no sean con el diálogo, nunca con el enrocamiento y la sinrazón de lecturas interesadas.
 
 

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