viernes, 7 de agosto de 2015

CUANDO EXTREMADURA ES NOTICIA EN ESPAÑA

 
           No tenemos remedio: Extremadura solo es noticia en España en lo malo, nunca en lo bueno: cuando aquí se producen crímenes: Valverde del Fresno, mayo de 1852; Sierra de Fuentes, mayo de 1867;  Almaraz, invierno de 1868; Don Benito, 19 de julio de 1915; Berzocana, 26 de diciembre de 1879; Ceclavín, 1900; Castilblanco, 1931;   Miajadas, 25 de enero de 1925; Puebla de Ovando, 1962; Azabal, 1985; el crimen de Táliga, en 1988; o el de Puerto Hurraco, el 26 de agosto de 1990. (Véase "Memoria popular de la infamia en Extremadura", de Luis Martínez Terrón, en hoy.es/caceres.com, de 2 de noviembre de 2014).
            Ahora, desde hace unos años, los incendios han sustituido a los crímenes. Abrimos los telediarios y las primeras páginas de los periódicos cuando los incendios asolan nuestros montes. Unas 1.500 personas han sido evacuadas ayer en Acebo y Perales del Puerto (Cáceres), en plena Sierra de Gata, ante el avance de un fuego que tiene todas las características de parecer intencionado. El incendio ha arrasado ya más de 5.000 hectáreas. La ola de calor ha convertido 2015 en el peor año de incendios del trienio. (Véase el pais.com, de 07/08/2015).
            Antes, los crímenes horribles conmocionaban a un país que no tenía otras noticias que llevarse a la boca; ahora son los incendios, casi retransmitidos en directo por la radio y la televisión. Han creado las comunidades autónomas servicios especiales contra incendios, bases de helicópteros en puntos estratégicos, para atajarlos; el Ministerio de Medio Ambiente, la Brigadas de Refuerzo contra Incendios Forestales (BRIF) para apoyar a los anteriores, reconocidas por su máxima movilidad, bajos tiempos de respuesta y la profesionalidad de sus componentes. En Extremadura hay una en Pinofranqueado (Cáceres), cuyos miembros en huelga, se han incorporado voluntariamente a la tareas de extinción en el que nos ocupa. En 2005, el Gobierno de España crea la Unidad Militar de Emergencias (UME) con la finalidad de intervenir de forma rápida en cualquier lugar del territorio nacional en caso de catástrofe, grave riesgo u otras necesidades públicas. La UME se despliega en siete bases en toda la geografía española para responder, con efectividad y en breve tiempo, a cualquier contingencia de interés nacional, como la actual de Sierra de Gata, en la que están interviniendo.
            Los crímenes matan personas; los incendios, personas y naturaleza. Los incendios que calcinan 500 hectáreas o más se consideran oficialmente "Grandes Incendios Forestales". Recordamos la ola de incendios de 1994, año en el que se quemaron en España más de 437.000 hectáreas; en 1988, en el que un gran fuego producido por causas eléctricas, arrasó más de 25.000 hectáreas forestales en las comarcas barcelonesas del Bages y Berguedá. En agosto de 2003, se produjeron en Extremadura treinta incendios que arrasaron más de 35.000 hectáreas, iniciados en su mayor parte por rayos. En 2004, en las minas de Riotinto, en Huelva, ardieron 29.867 hectáreas, y dos ancianos fallecieron atrapados en sus vehículos. En 2005, la mortal barbacoa de Guadalajara quemó más de 13.000 hectáreas y fallecieron once miembros de los servicios forestales de la Comunidad, atrapados por el fuego. Galicia marca el año 2006 como un año terrible, año en el que ardieron más de 95.000 hectáreas. 2007 fue el año de las Islas Canarias, al arder en Gran Canaria y Tenerife más de 35.000 hectáreas. En 2009, cinco bomberos fallecieron en Horta de Sant Joan (Tarragona), con más de 1.100 hectáreas quemadas en el parque natural de Els Ports. En 2012, en fin, el fuego arrasó el Empordá, con más de 13.000 hectáreas,  y Valencia, con más de 45.000.
            Eduardo Araque Jiménez, José Domingo Sánchez Martínez, Egidio Moya García y Rafael Pulido Mérida, han estudiado en su ensayo "Los incendios forestales en Andalucía y Extremadura durante el tránsito de los siglos XIX al XX" (Incendios históricos. Una aproximación multidisciplinar, Baeza, UNIA, 1999), en el que afirman que la presencia incendiaria en los montes andaluces y extremeños de los dos últimos siglos está perfectamente constatada y sostienen que han sido las dos regiones más castigadas por el fuego durante los últimos años. (Véase: http://dspace.unia.es/bitstream/handle/10334/2302/163-217Araque.pdf?sequence=3).
            Todos recordamos el voraz incendio de Valencia de Alcántara de agosto de 2003, que amenazó a 8.000 personas, y que estuvo a punto de ser evacuada. (Véase elpais.com, de 03 de agosto de 2003). O el incendio de Cañaveral, de julio de 2006, que asoló más de 1.500 hectáreas en la citada localidad, Portezuelo y Pedroso de Acim. (Véase consumer.es, de 14 de julio de 2006); o el incendio de Las Villuercas de 2005, donde el fuego quemó más de 7.500 hectáreas de los términos municipales de Guadalupe, Cañamero, Alía, Valdecaballeros, Navalvillar de Ibor y Castañar de Ibor. (Véase elperiodicoextremadura.com, de 23/07/2005).
            Muertes de vidas y naturaleza para no olvidar, cuando Extremadura es noticia en España... Es nuestro sino, nuestro hado, quizá nuestro destino.
 

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