miércoles, 11 de marzo de 2015

LOS HUÉRFANOS POLÍTICOS

 
           Más allá de los resultados electorales del 24-M, los analistas políticos coinciden en resaltar el fin de bipartidismo, a tenor de los sondeos que vienen publicándose, mientras, de otro lado, se afanan por devanarse los sesos, desorientados por un trasvase político impredecible hasta la fecha en democracia. Si bien es cierto que la única encuesta fiable y segura será la que el Ministerio del Interior dé esa noche tras la jornada electoral y las Juntas Electorales proclamen días después -tan alejadas de intereses y manipulaciones partidistas de los medios informativos, en las que tantos caen y pican como peces ingenuos--, es lo cierto que, a la hora de buscar las causas por las que las próximas elecciones recaen en manos de cuatro fuerzas políticas, como la Liga --que ya no es cosa de dos, sino de cuatro-, todo hace prever que, acabado el bipartidismo, los pactos políticos, sino de gobierno de legislatura, sí al menos puntuales, se harán imprescindibles para poder gobernar.
          ¿Qué ha pasado en el cuerpo electoral para que partidos primerizos se sitúen a la par de los que en otros tiempos se alternaron en el poder? Hay muchos factores que han hecho posible, y lo harán, este cambio: la falta de democracia interna en los partidos --aunque la Constitución diga que han de serlo en su estructura interna y en su funcionamiento (artículo 6)--, que ofrece al elector tan solo un "trágala" tanto en los programas electorales como en las listas repletas de adictos, que no convictos, a la causa; de familiares, amiguetes y puntos de apoyo de los clanes que respaldan a los líderes, pero no en la participación popular y en la servidumbre para la participación política, como señala la Carta Magna.
          La crisis económica ha devaluado, de otro lado, la importancia de la política como solución para ser parte del problema: media sociedad venida a menos, desahuciada de los derechos fundamentales, humanos y constitucionales (la vivienda, el trabajo, la sanidad, la educación, la igualdad, la atención a la dependencia...) y otra media que hace su agosto a costa de los más débiles, con el acaparamiento de las tres cuartas partes de la riqueza nacional; con una corrupción generalizada, que tiñe por igual a casi todas las fuerzas políticas, incluidas las dos antes principales...; los partidos que han trocado sus programas en otros distintos de los que un día predicaron, ahogando aún más a las clases más desfavorecidas; el austericidio, en fin, que si algo ha logrado ha sido hacer más ricos a los más ricos y a la clase política; y más pobres, a los más necesitados. Surge, entonces, la decepción, la desesperanza, la desconexión, el desinterés, la desconfianza, la decepción, la desafección..., y esta otra clase ciudadana: los huérfanos políticos, que perdieren sus referentes en quienes antes los hubieren. Perdieron todo eso y más: la esperanza, que es lo último que se pierde, porque sus demandas y expectativas no se han visto cumplidas en su entorno político, aunque convengan en que la política sea consustancial a la democracia, pero no esta democracia, en la que solo algunos viven bien a costa de los más que pagan y viven peor.
          En las elecciones autonómicas del 22 de mayo de 2011, según la Junta Electoral de Extremadura (véase DOE, de 3-06-2011), en la circunscripción electoral de Badajoz, se registraron 5.452 votos en blanco y 3.942, nulos; y en la de Cáceres, 3.942 y 4.260. En total, 8.394  en blanco y 9.169 nulos, respectivamente. Esos votos, como los de los abstencionistas pasivos (los que no van a votar) --como IU en la Asamblea extremeña, aunque estén presentes en el afán de quienes creyeren en ellos, alineándose  con su principal adversario y traicionando a su base ideológica-- son hoy los caladeros hallados por los nuevos partidos emergentes, según el Observatorio de marzo de la SER, a quienes ahora, los del bipartidismo y los medios de comunicación afines tratan de asfixiar con difamaciones y calumnias de todo tipo... De aquellos barros vienes estos lodos... De dónde acá, un parrido emergente, y desconocido hasta hace unos meses, puede subírsele a las barbas a los partidos de gobierno del PSOE y el PP: de esos huérfanos políticos, que perdieron sus referentes, y de los renegados de IU. De dónde vienen los electores de un partido catalanista -ahora españolista-, que opta a disputar el clásico de mayo: de los desencantados de la derecha, de UPyD y del PSOE. Los huérfanos políticos se aferran a esas tablas de salvación que le son tendidas por esos nuevos referentes, aunque un político español como Bono diga que "Podemos es más que un cauce para el enfado que un proyecto para soluciones" o "para que el miedo cambie de bando", como los naranjitos de Ciudadanos y el nerviosismo del PP, al que estos toman como su mayor amenaza, porque "les roban sus votantes".
          Los huérfanos políticos, que antes votaron nulo o en blanco y los que no saben/no contestan, serán los que digan la última palabra el 24 de mayo. Las elecciones, como la Liga, están abiertas.
 
 

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