lunes, 8 de septiembre de 2014

EN EXTREMADURA, RETROCEDER DECEPCIONA

 
           "En Extremadura, avanzar ilusiona", era el lema de este año del Día de Extremadura. Hubo un tiempo no lejano  --desde la entrada en vigor del Estatuto quizá, cuando la región comenzó a ser una Comunidad-- en el que el avance fue sinónimo de progreso, desarrollo, de mejorar y ascender...; pero no parece que este sea el más adecuado lema para los tiempos que vivimos, en que muy pocos extremeños se muestran ilusionados con sus avances, sino decepcionados y desengañados con su retroceso. Mejor hubiera sido decir "En Extremadura, retroceder decepciona". Ese, y no otro, es el espíritu dominante en una sociedad que siente el fracaso de la política como propio, que ha inclinado la cerviz, empobrecida, postergada, resignada ante un futuro solo hecho a la medida de los políticos, banqueros, corruptos, ladrones de guante blanco y demás especies que han aniquilado la clase media y han enviado al extranjero a la juventud más preparada de su historia, lo mismo que les ocurrió a sus padres y abuelos. ¿A qué presumir de lo que no hubiéremos?
            Avanzaba días antes el coordinador general de Presidencia de la Junta de Extremadura, Juan Parejo, que "el discurso del presidente no iba a dejar indiferente a nadie". Y en verdad que ha dejado indiferente a casi todo el mundo, porque casi todo lo dicho estaba anunciado y lo dicho, como novedoso, no es que sea de justicia histórica, sino que llega tarde y mal.  Que el titular elegido por la mayoría de los medios sea el anuncio de una ayuda anual de 300 euros para las mujeres mayores de 75 años --por quienes Extremadura es hoy más Extremadura--, o apuntarse a la reforma electoral preconizada por su partido, no deja de ser un brindis al sol, al que Monago es tan proclive, con una seriedad en el rostro que denota que no se cree ni él mismo lo que dijere. Pagar un silencio y trabajos mil de una guerra y posguerra a las madres y abuelas extremeñas con 300 euros, aparte de ser una limosna, no es sinónimo de justicia, dignidad ni de memoria histórica para un partido renuente a cumplir la propia Ley de Memoria Histórica, sino que tendría que ir más allá: medicinas gratuitas, cumplimiento de la Ley de Dependencia, hogares abiertos, como recuerda el portavoz socialista.
            El segundo gran tema abordado por el presidente en su discurso no es nada nuevo tampoco: la reforma de la ley electoral planteada por su partido, para que en los municipios gobierne el partido más votado, que sea extensible a las comunidades autónomas, como limitar los mandatos de los presidentes a dos legislaturas (ya lo hizo Aznar el primero, aunque la promesa tiene una lectura de doble vuelta). No es el primero en decirlo y apuntarse a un tanto que podría serle favorable, según él. Y lo de la reducción del umbral de representatividad del 5 por ciento al 3 por ciento, para que los partidos pequeños tengan más posibilidades de entrar en la Asamblea, fue uno de los doce mandamientos exigidos por IU para su investidura, como la financiación autonómica por concretar; el paro juvenil y femenino, en situación creciente; el crédito a las pymes y autónomos, por llegar; la ley de renta básica, en fase de nuevo anteproyecto; la enseñanza pública y transparencia, cada vez para atrás... No sin razón, otra Extremadura inconformista con la situación pedía en las calles de Mérida y en los aledaños del Teatro Romano "Otra Extremadura: pan, trabajo y techo" y la modificación de la Ley de la Renta Básica. Otra Extremadura, indiferente al discurso, es posible y necesaria. Y, sobre todo, algo que sobraba y, por lo demás, bien sabido: el guiño a IU, porque con ellos ha podido gobernar: "Vosotros pudisteis antes que otros. No dijimos podemos, dijimos hacemos." Veremos a ver quién puede y hace en las próximas. Y no repita usted más la muletilla franquista de "autoridades civiles, militares y eclesiásticas", porque, aquí, la única autoridad es la civil, la que emana del pueblo. Los militares son un estamento de la sociedad en el que la "autoridad" la tienen los mandos, desde el capitán general hasta el cabo, pero no son autoridades; ni los eclesiásticos, tampoco: son jerarquías, desde el Papa hasta el cura párroco, más aún en un estado laico. ¿Quién le ha dicho a usted que son autoridades, cuando usted mismo la reclama sólo para los electos, por muy pequeños que fueren...? Y búsquese un mejor redactor entre sus muchos asesores para no referirse a los receptores de las medallas de Extremadura como "los medallas", en lugar de "los medallistas", que es lo correcto... Como la presentadora que entrelazaba las presentaciones del acto con un "Bueno...", pues aquí estamos... O como a su compañero, a quien se le fue el santo al cielo, muy a su pesar, cuando dijo que las medallas tenían en su reverso la leyenda "Junta de Extremadura" --y así debería ser"-- y las cámaras nos lo presentan y leemos: "Gobierno de Extremadura", la principal obsesión de su mandato: cambiar de nombres porque sí, cuando no figuraren en ley alguna, y metérselos en el coco y en la pluma a todos los periodistas vendidos o comprados..., y habla usted de regeneración democrática. Usted que echó periodistas a la calle y pidió a un director la cabeza de Juan el Bautista, como Salomé a Herodes Antipas. ¿A qué recordar lo que me pasare un día en Plasencia, cuando una auxiliar administrativa, hoy diputada en la Asamblea por la gracia de Dios, de su padrino político y de los generosos electores extremeños, me invitó a cambiarme de sitio "porque ahí se ponen las autoridades" (no estaba reservado). ¿Y quiénes eran para ella las autoridades?: los altos funcionarios del ayuntamiento..., que en modo alguno lo fueren, sino tan solo funcionarios... Esos son los políticos que tuviéremos: censores, trepas, torquemadas, ignorantes... ¿Cómo no van a desear todos continuar en el sillón que más calienta?
            Un discurso, en fin "sensiblero y de corto alcance", como de despedida, según el portavoz del PSOE, Valentín García; de una Extremadura cuyo presidente no reivindica su "soledad histórica" y "olvido sistemático", en palabras del portavoz del PREX-CREX, Damián Beneyto; "una gala de la casta y para la casta", según Podemos Mérida. Y los jóvenes, "mirando una estrella", que para nada les iluminare... ¡Váyase. señor Monago...!
 

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