miércoles, 30 de julio de 2014

MARÍA ANTONIA IGLESIAS Y CÁCERES

 
   
          Era pequeña de estatura, pero grande en su energía y pasión por el periodismo. María Antonia Iglesias, fallecida ayer en Vigo a los 69 años de edad, madrileña de nacimiento y gallega de vocación por su ascendencia, pasará a la historia del periodismo como una de las mujeres más fuertes de carácter y vividoras del periodismo, con una fuerza arrolladora que aunaba su pasión por la política desde una concepción de izquierda que nunca tuviere por qué esconder y desde una fe religiosa que tampoco hubiere necesidad de proclamar.
 
            Su paso por diversos medios informativos, que destacaron siempre por su apego a la libertad de expresión y opinión --como Informaciones, Triunfo, Tiempo, Interviu...-- forjaron un carácter y temple que le distinguió en sus escritos y en las tertulias, en las que hacía frente a los varones de la derecha con tanta energía como conocimientos y pasión pusiere siempre en su tarea. TVE la dio a conocer al gran público desde que sucediere a Diego Carcedo como directora de los Servicios Informativos de 1990 a 1996. Participó en tertulias de radio y televisión desde 2002 a 2008. Su proyección periodística, sin hurtar el "cara a cara" de los debates televisivos en Telecinco, que le dieran fama, se proyecta, sobre todo, en las entrevistas, del que es buena muestra el libro "La memoria recuperada. Lo que nunca han contado Felipe González y los dirigentes socialistas" (2003), en el que ofrece una visión de la etapa de gobierno del segundo presidente de la democracia en conversaciones con sus protagonistas. En 2009 había publicado "Memoria de Euskadi"; en 2007, "Cuerpo a cuerpo. Cómo son y cómo piensan los políticos españoles", otro recopilatorio de entrevistas. En "Maestros de la República. Los otros santos, los otros mártires (2006) recobra diez de sus figuras a través de testimonios orales de quienes les conocieron. En 1999 publica "Aquella España dulce y amarga", sobre Carmen Sevilla y Paco Rabal; y finalmente, en 1997, en "Cuatro días de julio", sobre el asesinato de Miguel Ángel Blanco.
 
            María Antonia Iglesias se vinculó con Cáceres, sobre todo, por el libro "Maestros de la República", entre ellos el de Severiano Núñez, natural de Barrado, --uno de los protagonistas de su obra-- que ejerció su profesión en Jaraíz de la Vera, "un arquetipo de maestro republicano", como le definió en entrevista concedida en febrero de 2007 al corresponsal de El Periódico Extremadura en la comarca. El 16 de mayo ofreció en el auditorio de Cáceres una conferencia sobre su libro.
 
            Justamente por ese libro, Juventudes Socialistas (JJ SS) de Cáceres le concedió el premio nacional "Máximo Calvo" a la Memoria Histórica de ese mismo año, que recibió a mediados de diciembre en la Casa de Cultura de Coria, en cuya intervención señaló que "a los maestros se les persiguió en la República porque la derecha no entendía que gente de cultura y respetada en el pueblo se involucrarse en mejorar las condiciones de vida de los más desfavorecidos". Ella sí lo entendió y por ello fue amiga tanto de Fraga como de Carrillo, representantes de las dos Españas por las que ella luchó por unir por encima de las legítimas discrepancias políticas.




 

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