martes, 29 de abril de 2014

ESPERA SIN FIN EN CÁCERES


           Todo el día esperándote sin ver llegada la hora, ni tus letras, ni tu llamada. Todas las noches soñando sin saber dónde estuvieres. Evocándola en otro mundo en el que ella no estuviere. A la espera de la madrugada de cantos de gallo que rompieran su silencio, como el toque de diana tu sueño. Ni la cartera, tan esperada, que me trajere noticias que no fueren de ella. En las esquinas todas de Plasencia, a la espera de su presencia: si por la Puerta del Sol, de dorada figura; si en la plaza, de plata su esbelta donosura. Te entreveo en la fachada plateresca de la catedral, pero no te encuentro en sus naves. Dónde fuiste, amada, que te siento, pero no te veo; te presiento sin verte; te anhelo sin conocerte; te amo sin poder amarte. Dónde tu retorno que ponga fin a mi espera sin fin; dónde tus letras prometidas si te di todas las mías sin tu venia; a qué puerto fuiste, Lidia, si no te encuentro en todo Cáceres, puente de plata sin plata de río. Dime tú, estrella de mis mañanas, entrelazados nuestros pensamientos sin nuestras manos unidas. Hacia dónde caminar sin tu luz, si no fuere hasta la Montaña o el Puerto, si ellas están aquí para iluminar nuestro camino en nuestro beso eterno; unir nuestras plegarias, nuestra desesperanza, nuestros amores, nuestros anhelos; para poner fin a nuestra espera sin fin, Lidia, marinera en tierra para caminar sobre las huellas que otros dejaren. Tú viniste a mi orilla, como el Señor, tan solo deseando que te siguiera, "amor que desea seguir amando", vida sin vida en la plenitud de tu vida, ya sin sol, sin el amor que no hallaste, apagada mi estrella por la espera sin fin que no hallare tu figura, tu corazón..., alma, deleite, amparo, amor, dulzura, espera sin fin en la espera de esperanzas..., esperándote desde enero, cuando dijiste adiós a Plasencia, para no seguir viviendo de sus recuerdos, y pedías paso en Cáceres para disfrutar de sus calles y aromas y para inundar de colores e ilusiones tu joven vida. ¿Acaso era este tu paraíso, Lidia, o te fuiste a otro donde no te hallare nunca?


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