miércoles, 14 de agosto de 2013

DE LA ASCENSIÓN A LA ASUNCIÓN

           Llegada su hora, Cristo asciende al cielo, la morada del Padre. La ascensión es el símbolo de que Jesús es investido de la divinidad de Dios. Es festividad antigua, aunque no existiere existencia documental hasta el siglo V. San Agustín de Hipona se refiere a ella como celebración universal antes de su tiempo. Se celebra cuarenta días después de Pascua, y en jueves, aunque fuere trasladada al domingo por motivos pastorales. Este año fue el 9 de mayo para católicos y protestantes y el 13 de junio para los ortodoxos. La festividad de la Ascensión se trasladó al domingo en 1977, y el Corpus, en 1990. No hubiere ya la convención social de aquellos "tres jueves al año que relucen más que el Sol: Jueves Santo, Corpus Christi y la Ascensión", fechas movibles ligadas a la Pascua, menos la Asunción, festividad obligatoria en el calendario nacional desde 1989.
 
              La Ascensión celebra el regreso de Cristo a la casa del Padre y abre para los cristianos el camino hacia el Padre Dios. Así, cuando el 2 de abril de 2005 falleció el papa Juan Pablo II, el cardenal Leonardo Sandri, que actuó de portavoz durante su enfermedad, anunció su muerte con estas palabras: "Nuestro amadísimo Padre ha vuelto a la casa del Padre. Roguemos por él."
              Con su ascensión al cielo, Cristo es entronizado en la esfera divina. Nadie sube hasta allí si no ha sido elevado por Dios. Lucas narra la ascensión en términos de ocultación palpable y de un desaparecer visible. "En aquel tiempo Jesús se apareció a sus discípulos y les dijo: Está escrito que el Mesías tenía que padecer y habría de resucitar de entre los muertos al tercer día, y que en su nombre se habría de predicar a todas las naciones, comenzando por Jerusalén, la necesidad de volver a Dios por el perdón de los pecados... Mirad, yo voy a enviar sobre vosotros la promesa de mi Padre (se refiere al Espíritu Santo, que les dará el don de lenguas). Por vuestra parte, permaneced en la ciudad hasta que seáis revestidos de poder sobre lo alto. Después salió con ellos fuera de la ciudad, hacia un lugar cercano a Betania, y, levantando los brazos, les bendijo y, mientras les bendecía,  se fue separando de ellos  y elevándose al cielo. " (Lc, 24, 46-53).
              La Ascensión es de Cristo; la Asunción, de María. Cristo asciende a los cielos tras su muerte y resurrección. María, madre de Cristo, es asunta al cielo. No puede la madre de Cristo ser inhumada en la tierra como una mortal más y, concluida su vida, retorna al Padre, junto a su Divino Hijo. El 1 de noviembre de 1950, el papa Pío XII proclama dogma de fe (verdad de la que no puede dudarse) la Asunción de María al cielo. El tránsito de María es la glorificación de su cuerpo sin pasar por la muerte. La intervención divina de su Hijo hizo que cuerpo y alma glorificados no se separasen hasta la espera del juicio final y ascendieran unidos a los cielos. "Pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado: que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celeste", según el dogma papal. No se pronuncia el dogma sobre la muerte; sin embargo, la tradición mayoritaria considera que la Virgen murió, pero resucitó de inmediato y fue asunta al cielo en cuerpo y alma, lo que el Diccionario de la Academia llama "el tránsito de la Virgen". La Iglesia celebra esta fiesta en honor de María desde el siglo VI en Oriente y en Roma, desde el siglo VII.
              España es una fiesta el día de la Asunción. Numerosas iglesias y parroquias la tienen por titular. En la Basílica Menor de Santa María de Elche se celebra todos los años una representación lírico-teatral en la que se reflejan todas las tradiciones procedentes de los relatos apócrifos. El Misterio de Elche -el Misteri- gozó de tal reconocimiento que Urbano VII, a través de una bula, eximió al templo, en 1632, de la prohibición de representar obras teatrales en el interior de las iglesias, según lo acordado en el Concilio de Trento.
              En Granadilla (Cáceres), sus hijos desterrados, que la tuvieren por patrona, vuelven al templo del que fuere titular para conmemorar su festividad. En Serradilla, también en la provincia cacereña, de la que es patrona, el gremio de labradores encargó una talla, realizada por el escultor vallisoletano Luis Salvador Carmona en 1749, en la que diez ángeles elevan al cielo a la Madre de Dios.
              En Paraguay, su capital es Asunción, su patrona. Juigalpa (Nicaragua) la tiene desde hace cuatrocientos años por patrona, como Guatemala y Chacas (Perú), en la provincia de Asunción. La Asunción está en el cielo, pero hubiere mil y un nombres y fiestas en la Tierra.
 

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