domingo, 11 de agosto de 2013

DE FORMAS Y MANERAS DE ENTENDERNOS

           Hay modos de ser, actuar o hacer una cosa; de actuar y comportarse con los demás en público, según ciertas reglas sociales; y maneras, modos y formas de hacer algo; de ser algo o alguien; de formas de comportarse. Primero es la forma, el ser; después, la manera, el modo de hacer algo. Y hubiere, pese a las muletillas lingüísticas al uso, mil y un modos de ser; mil y una maneras de comportarse. No puede decirse, pues, como afirman determinados políticos, que las reformas, en lugar de los recortes, es preciso hacerlos, "como no podía ser de otra manera", como forma inexcusable para salvar el porvenir. Las personas y las cosas pueden ser, y son, y hacerse, y mostrarse, de mil y una maneras. No se trata de sentar cátedra, de hacer dogma de fe de una sentencia reiterada sin cesar, para hacernos creer que "es voluntad de Dios", que "estaba escrito", como el destino, aun antes de que naciéremos.
 
              El porvenir es tan incierto como la inseguridad jurídica en que nos han situado..., como era de esperar, según lo previsto, como estaba cantado, para no cambiar, "como no podía ser de otra manera"... No nos sorprende ya nada, porque lo que "pudo haber sido" o "podría ser" se evaporase, como los jóvenes en huida para hallar un paraíso en la tierra donde puedan ser retribuidos dignamente por su trabajo, y no trabajar gratis, "como no podía ser de otra manera", porque no hubiere dinero para la mayoría, pero sí plurisueldos para los elegidos... Claro que las cosas pueden ser de otra manera, de mil y una maneras, como las formas del ser y sus comportamientos. No deben reiterarse, de palabra y menos por escrito, muletillas que nos invitan a digerir lo que no quisiéremos ni deseáramos, en lo que no hubimos parte, pero de la que somos parte en el sufrimiento del problema, quizá no en su solución. Quienes fueron parte y hubieren la solución, no son parte del problema, que nos transfieren al resto, porque de palabra, "como no podía ser de otra manera", hallaren solución para su problema; pero, por escrito, "quien hace la ley, hace la trampa", y el problema, y su solución, fueren de los otros, "como no podía ser de otra manera".
           No "estaba escrito" ni fuere "voluntad de Dios" lo que la mayoría abomina, porque no "estaba cantada" la canción de las cuatro estaciones, de la que nunca dieron previsiones, sino las contrarias de las que un día pregonaren, y se atreven a decir que nuestras necesidades y problemas les pasaren "desapercibidos", como a los árbitros los penaltis, porque, al no advertir lo propio, lo del resto les pasa inadvertido. Y, así, la inadvertencia del ser no fuere con ellos, mundo y aparte en sus castillos de oro, incapaces de recitar otro salmo de alabanza, o disculpa, que aquel que sentenciare su máxima expresión: "como no podía ser de otra forma". "¿Se entiende, boludo?". "Te lo prometo", contestan las niñas en lugar de "te lo juro". "¿Qué te iba a decir?" ¡Ah, ya: te he "quedado" un sobre en tu mesa... "No se dice así, sino: en tu mesa te he dejado un sobre, y tú te quedas o permaneces en tu sitio...", "este, ¿entedés?, y, "como no podía ser de otra forma",... Isco habilitó a Ronaldo, quien definió un gol que casi rompe la red... Las muletillas como soportes de un discurso que no fuere el nuestro. Quién dijo aquello de que "no podía ser de otra manera..." Hay otras formas más hermosas de decirlo, si conjugamos manera y forma.

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