lunes, 3 de septiembre de 2012

REALIDAD DE LA IRREALIDAD


           “La realidad me ha impedido cumplir mi programa electoral”, ha dicho el presidente del Gobierno en una reciente entrevista concedida a cuatro periódicos europeos. El francés Le Journal du Dimanche la titulaba con una de sus frases: “Lo peor que le puede pasar a un gobierno es no comprender la realidad en la que vive.” Rajoy ha comprendido la realidad, pero tarde, porque ha trocado la realidad de su programa en la realidad de sus decisiones, como si dijere: “La realidad soy yo y mis circunstancias; todo lo demás es irreal.” Lo decía afirmando su propia realidad frente a la otra realidad, que no podía negar, la mal llamada irrealidad. Su innegable realidad se defendía de la otra realidad hostil. Confundía la realidad con la irrealidad al afirmar su propia realidad sobre la realidad ambiente. La “realidad” de la nación no era para él la condición de lo que no es real; más bien, la realidad indeseada; pero se asía a esa realidad irreal, porque la realidad no era la negación de la realidad; era él y la otra realidad.

          Hubiere dos realidades diversas y una sola nación verdadera: la realidad de los ricos y la realidad de los pobres; la realidad de la casta privilegiada y la otra realidad que son la suya y sus circunstancias: cada día más pobreza, impuestos, menos salarios, más carestía de la vida… La realidad del Estado del bienestar conocido y, en menos de un año, desmantelado. Los intereses generales de los españoles no entran dentro de su realidad cuando se amnistía a los ricos; volver a ganar las elecciones no es, ni debe ser, un objetivo de su realidad política, si no fueren satisfechos los intereses generales. No tiene varitas mágicas ni prometió milagros quien antes ignorare la realidad patria. La “gente” no es la realidad reconocible en su política, sino la irrealidad de quien no se mostrare justo y equitativo a la hora de repartir los esfuerzos y cargas.

          Otros políticos, como Elena Valenciano, vicesecretaria general del PSOE, tacha al presidente de “incompetente” por afirmar que “no puede cumplir su programa debido a la realidad” y porque “todo lo que toca se convierte en depresión”. Solo austeridad y recortes, la realidad contraria a lo prometido. La realidad son los incumplimientos por encima las promesas, no su “realidad cambiante”, en palabras de Rosa Díez. “La realidad obliga, pero no hemos perdido las referencias”, afirma  el presidente quien, en nombre de los intereses generales, pareciere alinearse solo con una casta que desmantela por completo la clase que mantiene al país: la realidad de los trabajadores, que han vuelto al pasado, frente a una nobleza que tan solo mirare para sí. Los redactores de su programa estuvieron fuera de la realidad. Solo, ya en el poder absoluto, se topó con una realidad, que ahora nos parece irreal. Porque, ¿qué es la realidad: el ayer o el hoy, el pasado o el futuro incierto de aquella realidad que hubimos, hoy ya irrealidadad?


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