martes, 20 de enero de 2009

CRISIS DE ESPERANZA

Cómo viniste, señora, sin anunciarte.
Por qué llegaste en tan mala hora
Cuando la esperanza acunaba a los pobres
Cuando la abundancia era presa de los ricos.

No hubo paz duradera sin armas
Que no existieren en quienes las vieren
Ni menos en quienes pierden su trabajo
Ni la esperanza en todos los desarmados.

Esclavos somos en el hoy de los cierres
Sin pensar en el mañana que alumbre
La esperanza de los ya sin fuelle
La luz de quienes perdieron su lumbre.

No hay crisis para quienes atinan
La confianza y el compromiso
Como si no fuere propiamente suyo
Ni el hoy ni el mañana que atesoran.

Líbrenos, Dios, de los mensajeros
Que, teniendo los bolsillos llenos,
Propalan males mayores
A quienes siempre fueron perdedores.

No hay justificación ni disculpas
Para enredar la madeja en las ajenas
Sin ahondar en el huso de las culpas
Ni abrir siquiera cauce a las diversas.

Ya lo ha dicho el Presidente:
Hacemos lo que podemos hacer
Sin pensar en el hoy que nos atenaza
Ni dejar de pensar en el mañana de esperanza.

Pura fuente y manantial de futuro
Que en el presente no hallare soluciones
Más las que quisieren poner en su camino
Quienes ven culpas de presente y no afán de futuro.

No repiquen las campanas
Por difuntos inexistentes
Prediquen la esperanza
De los sin techo convalecientes.

Dejen sus críticas en los surcos
Que en un día fueron amasados
Por quienes vivos y desamparados
Arrastran sus días, cargosos, y lluviosos.

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